CARTA ABIERTA A RAFAEL GORDILLO VÁZQUEZ
Permíteme, Rafael, que haga extensiva esta misiva a todos los béticos de pro, -por supuesto del universo-, para alentarnos entre todos haciendo uso de nuestros sentimientos, como no podía ser de otra forma, a dejar constancia con elocuente vehemencia el respaldo al acto asambleario del 13 de diciembre, visperas del día de San Juan de la Cruz por cierto, grande entre los grandes santos de la ciudad con "gran poder" y mando en plaza, para auspiciar ese día histórico los designios del Real Betis Balompié; que con fumata verde y blanca lance a la estrella mas grande y reluciente parida por el club llámese Rafael Gordillo, hacia la presidencia de la entidad, para orgullo de nuestra gloriosa afición qué, como todos sabemos es reconocida universalmente por está por encima del bien y del mal al margen de unos resultados
Todos unidos, cual nos marcó aquel día de junio la manifestación el TomTom particular de los béticos, orientando su GPS hacia Plaza Nueva. ¡Blanca y Verde!; ¡Verde y Blanca! banderas mezcladas por una pasión sublime de pureza y esperanza. “El verde es gala y ornato del bosque en primavera...”, (ya lo dijo Bécquer), que ya adorna y brilla ondeando en la Palmera camino de Cádiz, no más allá, del latín non plus ultra, -permítaseme esta retórica para aludir a la Glorieta- justamente enfrente de ella se alza la sutil perla, llámese platillo volante, llámese...... ¿pero que importa el nombre? del estadio que da morada a la mejor afición del mundo.
Fijaos que hasta nuestros antípodas; es decir los australianos hacen gala de tener una peña bética, la cual recoge inmune e insólitamente el “Viva el Betis manque pierda”. Así, no es de extrañar lo que cuenta la leyenda sobre los secretos bien guardados de Cristóbal Colón cuando descubrió América, se narra que Cristóbal piso tierra firme descubriendo un nuevo mundo, pero que ese día histórico al unísono ya halló algo que la palabra humana no encuentra diccionario que describir pueda determinante visión: quizás fuese el arte misterioso del “genovés” o la magia de la gente de Moguer o la gracia de Rodrigo de Triana, o..... yo que sé, solo Dios lo sabe diríase ritualmente, lo cierto y verdad siguiendo la narrativa es que Colón clavó la cruz en tierra firme junto a un estandarte allí alzado, compuesto de una gran corona anexada a un triangulo de 13 barras, ¡verdes y blancas!. Había nacido un nuevo mundo, había nacido unánimemente para sí, Sevilla, Andalucía, España y la humanidad, un sentimiento eterno en el tiempo y residente de por vida en el corazón de todos y cada uno de los béticos. ¡Betis! ¡Que grande eres!, río universal de extensas pasiones, afición de caudal profundo.
¡Anímate! aupemos al ciclón de San Pablo: medias caídas, zancada larga y corazón saliente, tanto como generoso en el esfuerzo. Se te fue el amigo, pero esa ida humana, espeluznantemente te ha engrandecido y ya te enaltece, Rafael, para tomar la batuta de esta partitura, quizás pérdida por los avatares de la manipulación pero hallada siempre en el espíritu de los tuyos, que ahora te reclaman como director de orquesta, ya avalan tu honestidad para que les transmita a ellos mismos, que otro Betis es posible, que aquella manifestación no fue en vano, que ese grito de guerra, de lucha, es único y universal, es grande y tiene sentido, color y sabor, ¡levántate y anda!, frase milagrosa transmitida aquí y ahora al despertar de una realidad al tacto y atractivo sabor de las victorias. Si grandes eres perdiendo, betis, eres la ¡Hostia! cuando con cadencia y compás, como los buenos flamencos, alcanza el logro de los triunfos. “Camarón”, “Curro” “Beni de Cádiz”, o el “Mani” dan fe de ello, o mi prima la del pueblo que cada vez que juegas saca el ida y vuelta, para escuchar ¡ahora Betis ahora....!, está enferma, sabes "gordo", pero ese ratito le recobra, le sana por unos instantes, le ilusiona el candor y la esperanza que siempre transmite la afición. Es cántico en un coliseo celestial cuyo eco renuncio a describir, se hace imposible detallar con la palabra lo que altera el corazón y dinamita los sentimientos.
musho beti e e.
José Muñoz Pulido
